sábado, 23 de agosto de 2014

Sonetos medicinales - Pedro Bonifacio Palacios - Almafuerte

 

¡Avanti! 

Para Don Félix J. Tettamanti

 Si te postran diez veces te levantas 
 Otras diez, otras cien, otras quinientas... 
 No han de ser tus caídas tan violentas 
 Ni tampoco, por ley, han de ser tantas. 


 Con el hambre genial con que las plantas 
 Asimilan el humus avarientas, 
 Deglutiendo el rencor de las afrentas 
 Se formaron los santos y las santas. 


 Obsesión casi asnal, para ser fuerte, 
 Nada más necesita la criatura, 
 Y en cualquier infeliz se me figura 
 Que se rompen las garras de la suerte... 


 ¡Todos los incurables tienen cura 
 Cinco segundos antes de la muerte!
 


¡Piú avanti! 

 No te des por vencido, ni aun vencido, 
 No te sientas esclavo, ni aun esclavo; 
 Trémulo de pavor, piénsate bravo, 
 Y arremete feroz, ya mal herido. 


 Ten el tesón del clavo enmohecido, 
 Que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo; 
 No la cobarde intrepidez del pavo 
 Que amaina su plumaje al primer ruido. 


 Procede como Dios que nunca llora, 
 O como Lucifer, que nunca reza, 
 O como el robledal, cuya grandeza 
 Necesita del agua y no la implora... 


 ¡Que muerda y vocifere vengadora, 
 Ya rodando en el polvo tu cabeza! 


¡Molto piú avanti! 

 Los que vierten sus lágrimas amantes 
 Sobre las penas que no son sus penas; 
 Los que olvidan el son de sus cadenas, 
 Para limar las de los otros antes; 


 Los que van por el mundo delirantes, 
 Repartiendo su amor a manos llenas, 
 Caen, bajo el peso de sus obras buenas 
 Sucios, enfermos, trágicos..., ¡sobrantes! 


 ¡Ah! ¡Nunca quieras remediar entuertos! 
 ¡Nunca sigas impulsos compasivos! 
 ¡Ten los garfios del odio siempre activos, 
 Y los ojos del Juez siempre despiertos!... 


 ¡Y al echarte en la caja de los muertos, 
 Menosprecia los llantos de los vivos! 


¡Molto piú avanti ancora! 

 El mundo miserable es un estrado 
 Donde todo es estólido y fingido, 
 Donde cada anfitrión guarda escondido 
 Su verdadero ser, tras el tocado. 


 No digas tu verdad ni al más amado; 
 No demuestres temor ni al más temido; 
 No creas que jamás te hayan querido 
 Por más besos de amor que te hayan dado. 


 Mira cómo la nieve se deslíe 
 Sin que apostrofe al sol su labio yerto, 
 Cómo ansía las nubes el desierto 
 Sin que a ninguno su ansiedad confíe... 


 ¡Trema como el Infierno; pero ríe! 
 ¡Vive la vida plena, pero muerto! 


¡Moltissimo piú avanti ancora! 

 Si en vez de las estúpidas panteras 
 Y los férreos estúpidos leones, 
 Encerrasen dos flacos mocetones 
 En esa frágil cárcel de las fieras, 


 No habrían de yacer noches enteras 
 En el blando pajar de sus colchones, 
 Sin esperanzas ya, sin reacciones 
 Lo mismo que dos plácidos horteras; 


 Cual Napoleones pensativos, graves, 
 No como el tigre sanguinario y maula, 
 Escrutarían palmo a palmo su aula, 
 Buscando las rendijas, no las llaves... 


 ¡Seas el que tú seas, ya lo sabes: 
 A escrutar las rendijas de tu jaula! 


¡Vera violetta! 

 En pos de su nivel se lanza el río 
 Por el gran desnivel de los breñales; 
 El aire es vendaval, y hay vendavales 
 Por la ley del no-fin, del no-vacío; 


 La más hermosa espiga del estío 
 No sueña con el pan en los trigales; 
 El más noble panal de los panales 
 No declaró jamás: Yo no soy mío. 


 Y el sol, el padre sol, el raudo foco 
 Que fomenta la vida en la Natura, 
 Por fecundar los polos no se apura, 
 Ni se desvía un ápice tampoco... 


 ¡Todo lo alcanzarás, solemne loco, 
 Siempre que lo permita tu estatura! 


La yapa 

 Como una sola estrella no es el cielo, 
 Ni una gota que salta, el Océano 
 Ni una falange rígida, la mano, 
 Ni una brizna de paja, el santo suelo: 


 Tu gimnasia de cárcel no es el vuelo, 
 El sublime tramonto soberano, 
 Ni nunca podrá ser anhelo humano 
 Tu miserable, personal anhelo. 


 ¿Qué saben de lo eterno las esperas: 
 De las borrascas de la mar, la gota 
 De puñetazos, la falange rota; 
 De harina y pan, la paja de las eras? 


 ¡Detente! por piedad, pluma, no quieras 
 Que abandone sus armas el ilota! 
 

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